El domingo, después de la mesa sobre revista culturales y periodismo que organizó la Secretaría de Cultura de la Nación, pasé a saludar a Fernanda García Curten que estaba firmando ejemplares de La reemplazante en el Stand de Bajo La Luna. Justo cuando ya me estaba yendo (después de comprar algo en el stand, imposible que Bajo La Luna no tiente), escuché a dos chicas, una que tendría unos dieciocho años, la otra seguro que todavía en el secundario, despidiéndose de Fernanda, con su libro firmado. Tenían las manos llenas de bolsas y cuando Fer les dijo "Qué bueno que les guste leer", las dos se rieron y la mayor dijo "Esperamos esta época todo el año, ahorrando". Decir que cada vez se lee menos (no sólo en la Argentina, sino en todo el mundo) ya es un lugar común, y seguramente es una verdad irrefutable, pero mientras sigan habiendo pibas que ahorran todo el año esperando para arrasar librerías y acumulen listas de libros que quieren leer, lo que hacemos va a seguir teniendo sentido. ¿Qué importa que no sean tantas las personas como esas si la pasión es así de grande?
Sí, en el fondo soy una optimista incurable...
let it go -the smashed word broken open vow or the oath cracked length wise-let it go it was sworn to go
miércoles, 8 de mayo de 2013
jueves, 2 de mayo de 2013
¿Cuento versus novela?
En el "Debates" de este número de La balandra preguntábamos si era más difícil escribir novelas o cuentos. Aquí la respuesta que yo di hace algún tiempo para una entrevista que me hicieron en Raqueteando.
-¿Es más complicado escribir un cuento o una novela?
-No creo que tenga nada que ver con la "dificultad". Las historias que se nos cruzan traen consigo el género que mejor las expresa. Hay historias que piden ser cuento y otras, novela. Si puedo decir que armar un libro de cuentos conlleva una dificultad extra. Cuando uno termina de escribir una novela, es un libro en sí misma. Una colección de diez, quince, veinte cuentos no es un libro. Hay todo un trabajo de pensar si realmente hay hilo entre esos mundos, una cierta organicidad, pensar el orden, ver qué experiencia de lectura se genera si se leen los cuentos en ese orden, la repetición sonora entre los títulos de los diversos cuentos, etc. En una novela todo eso, por suerte, está ausente.
Lo cual no quiere decir que sea más fácil escribir una novela. Si lo que se compara es un solo cuento con una novela, diría que la brevedad del cuento requiere del escritor un rigor absoluto. A una novela se le pueden perdonar unas cuantas páginas malas, o al menos de menor nivel que el resto, un mal párrafo puede hundir un cuento. Por otro lado, si uno ya tiene el cuento de principio a fin en la cabeza, puede escribir el primer borrador de una sentada. Eso en una novela es imposible, y no todo el mundo tiene la constancia de dedicarle meses y meses de escritura para que recién ahí empiece el trabajo, porque el primer borrador no es más que eso, el punto del partida. En cuanto oficio, saber mantener el interés y la tensión a lo largo de doscientas , trecientas páginas no es una tarea sencilla.
El enlace a la entrevista entera, aquí.
-¿Es más complicado escribir un cuento o una novela?
-No creo que tenga nada que ver con la "dificultad". Las historias que se nos cruzan traen consigo el género que mejor las expresa. Hay historias que piden ser cuento y otras, novela. Si puedo decir que armar un libro de cuentos conlleva una dificultad extra. Cuando uno termina de escribir una novela, es un libro en sí misma. Una colección de diez, quince, veinte cuentos no es un libro. Hay todo un trabajo de pensar si realmente hay hilo entre esos mundos, una cierta organicidad, pensar el orden, ver qué experiencia de lectura se genera si se leen los cuentos en ese orden, la repetición sonora entre los títulos de los diversos cuentos, etc. En una novela todo eso, por suerte, está ausente.
Lo cual no quiere decir que sea más fácil escribir una novela. Si lo que se compara es un solo cuento con una novela, diría que la brevedad del cuento requiere del escritor un rigor absoluto. A una novela se le pueden perdonar unas cuantas páginas malas, o al menos de menor nivel que el resto, un mal párrafo puede hundir un cuento. Por otro lado, si uno ya tiene el cuento de principio a fin en la cabeza, puede escribir el primer borrador de una sentada. Eso en una novela es imposible, y no todo el mundo tiene la constancia de dedicarle meses y meses de escritura para que recién ahí empiece el trabajo, porque el primer borrador no es más que eso, el punto del partida. En cuanto oficio, saber mantener el interés y la tensión a lo largo de doscientas , trecientas páginas no es una tarea sencilla.
El enlace a la entrevista entera, aquí.
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